Pensar en la vejez ahora o ver cómo evolucionan las personas mayores de nuestro entorno nos hace perder un poco la perspectiva. Porque es cierto que ahora llegamos mejor a la jubilación, vivimos más años o tenemos un aspecto más jovial.

Pero hace décadas las cosas no eran así. Como tampoco lo son por igual para las diferentes culturas. Y por eso es interesante hacer un pequeño recorrido para ver cómo hemos mejorado y lo que hemos ganado con el paso de los años.

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Culturas y sociedades frente al envejecimiento

Hay algo que no ha cambiado con el tiempo y esa dualidad que recae sobre las personas mayores. Por un lado, por su debilidad, por sus limitaciones o por sus enfermedades; pero por otro está su sabiduría y su apreciada experiencia vital.

Muchas culturas asociaban el conocimiento a la vejez, incluso el pueblo hebreo en los tiempos que recoge el Nuevo Testamento. Sin embargo, parece que este concepto ha ido perdiendo fuerza en nuestros días.

Quizás por la influencia de los valores que reinan en nuestra sociedad, también influenciados por las instituciones, la psicología y otros frentes.

Papel histórico de los ancianos en las diferentes sociedades

Tanto en el Egipto de los faraones como en el renacimiento, debemos tener en cuenta que las distintas sociedades se movían por recursos. Es decir, tanto por la disponibilidad de alimentos como por la necesidad de transmitir el propio conocimiento.

Y todo eso procurando una cohesión social que elevara el poder como grupo de sus integrantes.

Un contexto en el que las mujeres ancianas no tenían valor alguno y eran excluidas al papel que pudieran representar en sus propios hogares. No obstante, al tener una esperanza de vida más corta, la vejez tampoco ocupaba un lugar destacado: no la había.

Por eso a quienes llegaban a viejos se les apreciada como personas únicas y especiales. Algo que les otorgaba poder y mucho prestigio frente al resto de la comunidad. Incluso en tiempo de los egipcios, quienes recogen en sus jeroglíficos las primeras referencias a la vejez.

No fue hasta la sociedad griega que empezaron a deteriorarse los conceptos hacia las personas viejas. Y es sin duda por esa necesidad cultural de perfección, así como su culto al cuerpo y la belleza en general.

Esto hacía que vieran la ancianidad y la muerte como algo temido y negativo. Casi como un castigo vital. Aun así, los griegos respetaban a sus padres y abuelos, pero las decisiones las tomaban los jóvenes.

Los griegos sentaron nuestras bases y los romanos las reforzaron

Es verdad que en Roma seguía existiendo un concepto positivo sobre los viejos, lo que les permitía mantener cierta autoridad. Pero diversos sucesos empezaban a hacer mella sobre esto y el poder de los ancianos inició su declive sobre el siglo I a.C.

En la Edad Media, con el valor que le otorgaban a la fuerza, los mayores tampoco ocupaban un lugar destacado. Pero salvando las diferencias entre estamentos, ya que ser un viejo noble o campesino era bien diferente.

Una opción era retirarse a algún monasterio en el que vivir sus últimos días. Y en el Renacimiento, con la aparición de la imprenta, la sabiduría y el papel en la transmisión oral de sus mayores, dejó de tener sentido.

Pero, por suerte para todos, hoy en día nuestros mayores juegan un papel esencial en la sociedad. Su valor en la crianza de los nietos, su retraso cada vez mayor en los signos de envejecimiento y su experiencia, los convierten en un colectivo nuevo.

No obstante, eso presenta nuevos retos y necesidades que debemos saber satisfacer por el bien común y la estabilidad social. Mientras tanto, en 2022 mSoluciona Goya Madrid sigue trabajando para que la atención domiciliaria en personas mayores mejore en calidad y flexibilidad cada día. Llámanos  o contacta con nosotros