Gripe o resfriado

La diferencia entre gripe y resfriado es algo que preocupa mucho en la temporada fría del año. Conocer cuáles son los síntomas que distinguen a una de otro, será fundamental para poder tratarlos a tiempo con las medidas y tratamiento adecuados, y evitar que se prolonguen demasiado en el tiempo y puedan acarrear consecuencias indeseables.

Si nos preguntaran qué palabras asociamos al invierno, probablemente la mayoría diría prácticamente las mismas: frío, manta, peli y, cómo no, gripe y el resfriado. Pero, ¿son lo mismo? En muchas ocasiones hablamos de gripe o resfriado sin saber diferenciarlas y vamos a la farmacia quejándonos de una u otra pidiendo fármacos que, probablemente, no sean los adecuados. Por eso es importante que sepas que, aunque a nivel coloquial y en muchas ocasiones,  hablamos de gripe o resfriado indistintamente, tienen algunas diferencias y no se tratan de lo mismo. El error de la confusión coloquial entre ambos es incluso peligroso para nuestra salud, por lo que debemos saber discernir con detalle tales conceptos entre sí para evitar males mayores. La diferencia entre la gripe y el catarro es algo que marca considerablemente el tratamiento a seguir.

Es importante que sepas cuándo se trata una gripe o resfriado, sobre todo cuando tienes ancianos de tu cuidado y tienes que hacerte cargo de ellos.

Desde mSoluciona Goya, como expertos en cuidado de mayores a domicilio, te recomendamos siempre acudir a un especialista, en este post compartimos algunos consejos básicos para saber diferenciarlas.

¿Gripe o resfriado?

La diferencia entre gripe y resfriado es crucial para saber identificar y tratar cada una de estas afecciones cuando nos asalten, y no digamos ya a nuestros seres queridos, sobre todo si son niños, personas dependientes o ancianos. Tanto la gripe como el resfriado común son enfermedades causadas por agentes infecciosos que no responden al tratamiento con antibióticos. Suelen infectar a través de las vías respiratorias y los principales síntomas son tos, estornudos y mucosidad. La gripe aparece siempre como brote o epidemia en los meses invernales, donde, como ya hemos dicho, es mucho más fácil contraerla. En algunos casos históricos, esta tendencia epidémica ha sido realmente trágica: en 1918, la gripe produjo unos 20 millones de muertes, por lo que fue más letal que la I Guerra Mundial.

La gripe se manifiesta por la aparición brusca de un gran número de casos a la vez. Los brotes suelen aparecer entre octubre y abril, como consecuencia del hecho de que cuando desciende la temperatura de nuestro cuerpo, es más fácil contraer enfermedades víricas, como es el caso de la propia gripe, que al igual que el resfriado, viene provocada por un virus (la primera vez que este se aisló para su estudio fue en 1933). Fuera de estas fechas es mucho más difícil establecer el diagnóstico de gripe. En el caso de la gripe, la vacunación suele ser eficaz. Con el objetivo de que sea lo más efectiva posible, la vacuna se modifica todos los años.

Existen una serie de manifestaciones cínicas diferenciales con respecto a los síntomas:

Fiebre: en la gripe, la fiebre alta (entre 38º C y 40º C) está presente desde el comienzo de la enfermedad y se suele prolongar durante los tres primeros días. En el resfriado, la presencia de fiebre alta es mucho más rara, aunque en niños y jóvenes suele ser más frecuente.

Dolor de cabeza o cefalea: presente desde un principio y de forma intensa en la gripe es, junto con los dolores musculares, una de las manifestaciones más molestas. No suele darse en el resfriado.

Tos: en la gripe es habitual y suele ser tos “seca”. En el resfriado es moderada.

Dolores musculares: propios de la gripe. Se suelen manifestar en los músculos largos de las extremidades y de la espalda y pueden ir acompañados de dolores articulares. En el resfriado no suele estar presente o lo hace de forma moderada.

Dolor de garganta: más propio del resfriado que de la gripe.

Estornudos: uno de los síntomas más comunes en el resfriado común. En el caso de la gripe, no son frecuentes.

Secreción nasal: muy frecuente y abundante en los resfriados, pero ocasional en la gripe.

Irritación muscular: más frecuente en el resfriado común que en la gripe.

Otro aspecto de interés a la hora de establecer la diferencia entre el resfriado y la gripe es el rango de edad, que en el caso de la segunda, se decanta siempre claramente a los bebés menores de un año, niños pequeños, adultos jóvenes, y a las personas de la tercera edad, mayores de 65 años.

Prevención y tratamiento de la gripe y resfriado

En el caso de la gripe, la vacunación es la opción más eficaz, aunque es importante saber que los virus son cambiantes. Esto supone que el hecho de haberse vacunado el año pasado no asegura protección para este año, motivo por el que la vacuna se modifica todos los años. La protección se desarrolla a las dos semanas de haberse vacunado y puede durar hasta un año. Es necesario vacunarse cada año. Hay tres tipos de gripe:

  • Gripe A. Es el virus más común y habitual, puesto que da lugar a epidemias e incluso manifestaciones pandémicas.
  • Gripe B. Es la modalidad vírica que da lugar a formas esporádicas y pequeñas epidemias.
  • Gripe C. Es el de menor importancia y envergadura epidemiológica, y da lugar a infecciones inaparentes, es decir, aquellas que no aparentan ser gripe.

Los virus de la gripe están envueltos en glicoproteínas o glucoproteínas, y la capacidad de mutación de esta envoltura es lo que a su vez renueva la variabilidad antigénica de estas formas virales, sobre las de la cepa A.

Es importante destacar que una gripe mal curada puede resultar en varios problemas, por tanto lo más recomendable es tratar de tomar medidas en cuanto notes los primeros síntomas.

Controlar la fiebre es el aspecto fundamental cuando se tiene gripe. Procura no comer demasiado y beber mucha agua y así compensar la pérdida de líquidos que provoca el sudor.

En el resfriado, la prevención resulta muy difícil, aunque podemos tener en cuenta una serie de consejos:

Lavarse las manos: los constipados y la gripe se contagian por contacto directo. Frotarlas bien con jabón y durante, al menos, 20 segundos.

No tocarse la cara: los ojos, la nariz y la boca son las zonas más sensibles para la entrada de bacterias.

Fuera estresarse: cuando nos ponemos nerviosos, nuestro sistema inmunológico se debilita y somos más propensos al resfriado.

Evitar estornudar en las manos: mejor protegerse la boca con un pañuelo.

Ni fumar ni beber

Procura tomar las medidas higiénicas necesarias para evitar contagios durante periodos de gripe. Lavarse las manos y evitar compartir objetos o utensilios suele ser de gran ayuda.

La diferencia entre gripe y resfriado es algo que nos ayudará a saber escoger entre los tratamientos a seguir, y de este modo aplacar los síntomas y liquidar la enfermedad cuanto antes para recobrar nuestra salud y seguir adelante con nuestra vida.