El amor a los ancianos o el amor entre los ancianos es una cuestión que siempre ha sido materia de numerosas reflexiones. La creencia general reside en que la juventud es la edad propicia para el amor. Aunque es bien conocido el viejo dicho de que el amor no tiene edad, todavía nuestra sociedad actual, ensalzadora únicamente de lo inmediato y del momento presente (prejuicio que tiene por nombre cronocentrismo) y que glorifica a la juventud postergando a otras edades de la vida humana, todavía contribuye a que gran parte de la población sea muy escéptica ante el amor en la tercera edad.

Pero da igual la época del año en la que nos encontremos, el amor está en el aire, como suele decirse, de manera constante y es un sentimiento que aflora en personas de todas las edades. También en las personas mayores, si bien es cierto que las relaciones pueden ser algo menos inusuales o tener menos visibilidad que las de los jóvenes. Bien sabido es, no obstante, que el amor es una pasión que germina en todas las etapas de la vida humana, lo que desafortunadamente no parece disipar la neblina del prejuicio de no pocas personas, todavía a día de hoy. Pero el amor en edades avanzadas no sólo existe y se reafirma ante nuestros ojos, sino que tiene su propia idiosincrasia, su propio ser específico. Así que cabe preguntarse: ¿qué es el amor para el adulto mayor?

Un hecho que ha beneficiado enormemente a los mayores es la actual reivindicación de los derechos y capacidades de los ancianos debido al envejecimiento de la población. Una mayor sensibilización social frente a los problemas de la tercera edad, también asimismo impulsa una cada vez más generalizada pregunta sobre qué es el amor para un adulto mayor. Esta nueva percepción de los derechos y necesidades del amor está devolviendo al anciano sus capacidades. Aquí nos referimos al envejecimiento activo y el nuevo papel de los ancianos. Y una de ellas es el tema en el que hoy nos centramos: su capacidad de amar. Tradicionalmente, se ha creído con notable error que la tercera edad había de carecer de capacidades e inclinaciones amorosas, marchitas por el peso de los años. Pero tal creencia resulta cuando menos falaz, y desde luego muy lejana a la realidad.

En el concepto de qué es el amor para el adulto mayor, han pesado mucho los prejuicios generalizados sobre el amor mismo y la sexualidad. Prejuicios como los siguientes:

  • La sexualidad se reduce a la actividad genital y el coito. La idea de sexualidad coitocéntrica proviene de una cierta persistencia de los prejuicios sexistas y de otras visiones prejuiciadas y reduccionistas de las relaciones físicas entre las personas en el ámbito de la sexualidad, lo que obvia y lógicamente también afecta al amor en la tercera edad.
  • La finalidad única y exclusiva de la sexualidad es procrear. Esta anticuada y contraproducente concepción suele vincularse con clichés entre la población de diversos países, entre ellos España, y se halla todavía muy presente entre los adultos mayores.
  • Lo único que puede calificarse de normalidad sexual es la heterosexualidad. También el reduccionismo homófobo y el convencionalismo sexual tradicional son visiones reductoras que se hallan muy presentes en la población, sobre todo en edades avanzadas.
  • La sexualidad sólo puede desarrollarse en el seno de la institución matrimonial, y además es un derecho exclusivo del varón. He aquí una preconcepción patriarcal e institucionalizadora de la vivencia sexual, que se encuentra asimismo muy implantado en determinados grupos de la población, y que conserva gran presencia e importancia entre los ancianos.

Como puede apreciarse, estas ideas preconcebidas provienen de cierta educación tradicional especialmente arraigada en generaciones anteriores de españoles. Tales ideas pueden ser un obstáculo considerable para la vivencia sana y feliz del amor y la sexualidad en edades provectas.

Cuando las personas mayores están divorciadas o quedan viudas, pueden encontrar de nuevo una pareja, en el sentido de un compañero con el que conocer nuevas alegrías y momentos entrañables y no sufrir la soledad de la vejez. Aunque muchas personas mayores poseen una gran familia, el anciano necesitará compartir su intimidad con alguien incondicional y, en la mayoría de los casos, en la misma situación. Y es que, el amor entre ancianos es posible. Para saber qué es el amor para el adulto mayor, es indispensable romper con las ataduras, miedos e ideas preconcebidas que muchas veces nos atenazan.

Reconociendo que el deseo de amar y de ser correspondido es inherente al ser humano en cualquier momento de la vida, y el amor a los ancianos y la etapa de la vejez no quedan al margen de esta condición humana. Sin embargo, es evidente que  el amor en la vejez es más tranquilo, reflexivo, lejos de la pasión de la juventud, y que con mucha frecuencia se convierte en compañía.

La OMS, en 1975 y 2000, ha difundido sus recomendaciones sobre la salud sexual, relacionándola con el bienestar afectivo, psíquico y sociocultural.

Beneficios del amor en las personas mayores

Los beneficios, en ese momento de la vida, de tener a alguien residen en que nos ayude si lo necesitamos, con quien compartir nuestras historias y recuerdos y sentir que no estamos solos. Qué es el amor para un adulto mayor implica también definir la importancia que para una persona en esta etapa de la vida puede conllevar la compañía y la pareja. La soledad no es buena, por eso muchas personas mayores que encuentran el amor a altas edades, pueden que no experimenten un enamoramiento  en el sentido amplio de la palabra o como el de la juventud, es más bien los sentimientos relacionados con sentir aprecio y estima por esa persona que estará a su lado en todo momento.

Una sana vida amorosa y sexual fomenta la seguridad y autoestima, y el saberse tanto digno de ser amado por otros como capaz de amar. Lo diametralmente opuesto a ello es la soledad emocional y baja autoestima, que son perjudiciales para la salud de la persona. El ser humano, como ser social y también por sus intrínsecas necesidades afectivo-emocionales y sexuales,  tiene necesidad de contacto físico y de intimidad afectiva, para así poder expresar sus sentimientos y emociones a otras personas. Pero para todo ello es preciso desmitificar la sexualidad, normalizarla, y perder al miedo al deseo.

El amor en las personas mayores es un pacto de fidelidad y de respeto, lo que es realmente bello, debido a que en la actualidad son pocas las parejas que duran hasta el final de sus días.

A su vez, es evidente resaltar que los adultos mayores han tenido más tiempo y oportunidades que los jóvenes para aprender a amar de verdad,  a compartir también la enfermedad, los achaques, las despedidas de los hijos, la muerte de amigos, en fin, su progresiva disminución de actividad e incluso de fuerza, para apoyarse logrando una  comunión total. Es así como el  amor otorga al adulto mayor un sentido trascendente de la vida.

Por lo que, aunque estéis divorciados, seáis viudos o simplemente no habéis encontrado todavía el amor, recordad que éste no tiene edad y es mejor encontrarlo tarde que nunca. El amor a los ancianos o entre los ancianos es una bella forma de encontrar la felicidad y el bienestar desde la última vuelta del camino.