La dieta de los mayores en otoño debe adecuarse a las necesidades específicas de las edades avanzadas, en que los cambios fisiológicos son fundamentales y el metabolismo basal se ralentiza notoriamente. La llegada de la temporada fría del año es de gran importancia en este sentido, porque en ella el cuidado del sistema autoinmune se hace de especial relevancia para prevenir y combatir las muchas enfermedades contagiosas, como la gripe, que tienden a propagarse con mucha mayor velocidad en otoño e invierno y que además pueden ocasionar secuelas más graves en la salud de los ancianos.
Cierto es que la alimentación de las personas mayores se debe cuidar y controlar durante todo el año. Debido a que el proceso de envejecimiento trae consigo la reducción de los nutrientes necesarios que se necesitan, en otoño este cuidado ha de ser mayor, puesto que es importante subir las defensas y así ayudar al cuerpo en el cambio del calor al frío.
Y es que, las personas mayores son más proclives a tener las defensas bajas, lo que da lugar a generar enfermedades y complicaciones. Las personas con más de 60 años son las más dadas a sufrir un empeoramiento derivado de la gripe.
Con el frío las defensas se debilitan mucho más y es la alimentación la que juega un papel fundamental otorgando prioridad a los alimentos que proporcionen los nutrientes necesarios que el cuerpo necesita.
¿Qué necesidades nutricionales tienen los adultos mayores?
Son muchos los factores que influyen en el déficit de algunos nutrientes importantes. En muchos casos, el uso de fármacos por la presencia de algunas enfermedades o una actividad física menor que provoca menor ingesta energética o la presencia de una dieta poco adecuada. La polimedicación tan habitual en la tercera edad es algo que contribuye fuertemente a debilitar las defensas. Hemos de saber que la buena nutrición ha de contrapesar los desequilibrios fisiológicos que el consumo cotidiano de ciertos fármacos pueda ocasionar. En las edades avanzadas, los achaques y las enfermedades crónicas que también proliferan han de ser tratadas con farmacología por prescripción médica, y los efectos secundarios de esta puedan mermar la salud, influir aún más en la ralentización del metabolismo, y por lo tanto, resultar peligrosa para el sistema inmune.
Las vitaminas D y B12 suelen ser las primeras en verse afectadas en el anciano. Estar mucho tiempo en casa sin salir a caminar y tomar el sol afecta directamente a un déficit de vitamina D, del mismo modo que en los casos de carencias de B12 los estudios relacionan su déficit con el deterioro cognitivo.
El calcio y el fósforo son fundamentales para el anciano ya que se tratan de minerales muy importantes para los huesos y así evitar la osteoporosis.
No debemos olvidar la ingesta de fibra suficiente con el consumo abundante de frutas y verduras ya que el anciano es muy proclive a padecer estreñimiento. Este punto es importante ya que el equilibrio y correcto funcionamiento gastrointestinal se ven mucho más afectados en la temporada fría del año, si bien a menudo se manifiestan con las temperaturas extremas, y también pueden ser acarreadas, verbigracia, por los golpes de calor.
¿Qué alimentos tomar?
ANTIOXIDANTES Y ACEITE DE OLIVA
Entre los antioxidantes, fundamentales contra el envejecimiento, están las frutas y las verduras frescas como bayas, uvas negras, remolacha y los tomates. Y por otro lado, el aceite de oliva, ya que según muchos expertos tiene efectos positivos en la memoria y debido a sus grasas saludables resulta muy importante para controlar enfermedades cardiovasculares. El aceite de oliva (y, por cierto, también las aceitunas) son una buena opción para la dieta de los mayores en otoño por sus efectos beneficiosos para el organismo.
VITAMINA C
Frutas como el limón, la naranja, el kiwi y las frambuesas son ricas en vitamina C y por ende son ideales para combatir la apatía física y la fatiga. Además son importantes porque favorecen la absorción del hierro. La vitamina C consumida a diario es una excelente opción para la nutrición de los mayores en otoño e invierno, pues es la principal herramienta para reforzar alimenticiamente las defensas y el sistema inmune.
VITAMINAS DEL COMPLEJO B
Las podemos encontrar en alimentos integrales y legumbres, así como en proteínas como los garbanzos, las judías o las lentejas. También es importante consumir pescados como el atún o el salmón, ya que gracias a la acción de sus ácidos grasos se fortalece el desarrollo del sistema cerebral y nervioso. Otra excelente elección para la alimentación de los mayores en otoño es optar por estos alimentos cardiosaludables y beneficiosos para la salud neurológica.
HIERRO, PARA LA ENERGÍA
Alimentos como los frutos secos, legumbres, vegetales verdes (espinacas o acelgas), moluscos (berberechos y almejas), cereales y especias (comino, eneldo, pimienta, canela etc.)
Este mineral ofrece múltiples ventajas, pero la principal es que favorece la prevención de infecciones, además que otorga resistencia física. Si no se consume suficiente hierro el resultado será cansancio y debilidad y puede derivar a enfermedades como la anemia, insomnio o dolor de cabeza.
La dieta es importante, pero para esta época del año que en breve dará comienzo, no hay que descuidar las medidas básicas, como ventilar habitaciones abriendo ventanas o lavarse las manos con frecuencia, así como actividad física de forma regular debido a que el sedentarismo es un factor de riesgo cardiovascular.
Es preciso cuidar la dieta de los mayores en otoño con estos sencillos consejos para poder seguir disfrutando de una buena salud y un envejecimiento activo con una buena calidad de vida.